Una amiga pintora me ofreció hacerme una pintura de mi ángel siempre y cuando le diera el nombre de mi ángel, como le dije que no sabía su nombre me ayudó para averiguar cómo hacerlo. Así que un día antes de dormir hice una meditación y en petición formal pedí saber el nombre de mi ángel, termine y me dormí. Durante mi sueño tres veces se me presentó el recordar muy claramente como en mi pantalla mental se veía con luces de neón que se acercaba y alejaba una frase que decía “Mi nombre es Andrew…mi nombre es Andrew” y se me quedó muy grabado al punto de recordarlo. Al día siguiente me encontraba en la biblioteca de mi hermana Lupita y para confirmarlo, tomé un libro que al abrirlo al azar, pedí estuviera la respuesta y para mi sorpresa lo abro en el capítulo 5 que justamente se titulaba “mi nombre es Andrew”. Obviamente después de saberlo, recibí el regalo de una pintura de mi ángel que conservo con mucho cariño.