Hace muchos años me perdí en San Antonio en la noche, estaba muy asustada y empecé a correr y de la nada me salió una camioneta roja con una pareja diciéndome: súbete ¿qué te paso?…les iba platicando en el camino que me iban persiguiendo unos negros y que necesitaba ir al hotel a recoger mis cosas pronto para no perder mi vuelo. Ellos me tranquilizaron y se ofrecieron llevarme hasta el aeropuerto, a lo cual accedí.
De agradecimiento les ofrecí 100 dólares que era el único billete que traía, por toda su ayuda, a lo que no lo aceptaron. Cuando bajaron mis maletas de su coche se arrancaron y en cuestión de segundos desaparecieron.
Gracias a ellos apenas alcance el avión y no lo perdí. Esa vivencia me marco mucho porque una semana después me entere que estaba embarazada. Recuerdo que cuando estaba corriendo yo le pedí a Dios que me enviara un ángel, que no quería morir ahí y ahora me siento afortunada porque fui escuchada.